Espejismos microbianos

Eran las 12 de la mañana y todo estaba listo en el salón de actos de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra. Con motivo de la entrega de los premios Malofiej de infografía periodística, algunos miembros del jurado impartirán varias ponencias, y en esta jornada inaugural hay una particular expectación. La bióloga molecular y diseñadora Eleanor Lutz dará a conocer en primicia algunas de sus espectaculares infografías.

Cuando los organizadores de las charlas comenzaban a preocuparse por su tardanza, recibieron una llamada de la ponente. La habían retenido en el control de seguridad del aeropuerto, pero ya estaba en camino. Los frenos del taxi chirriaron frente a la facultad y Eleanor se dirigió sin demora hacia el vestíbulo, donde el profesor encargado de recibirla exhibía un semblante de profunda preocupación. Debido a una inoportuna avería, el suministro eléctrico se había interrumpido en el centro. Eleanor no podía contar con ningún medio audiovisual para proyectar sus infografías por lo que, lamentablemente, no había otra opción que cancelar su ponencia.

—¡Ah, no tiene importancia! —respondió Eleanor con despreocupación— Creo que el motivo por el que me han retenido en el aeropuerto nos ayudará a salvar la situación.

Visiblemente sorprendido, el profesor la acompañó hacia el salón de actos, linterna en mano, orientándola por los pasillos y escalones hasta llegar al estrado. En la penumbra, el cuchicheo del público se silenció repentinamente cuando vieron aparecer su silueta precedida por el precario foco que el profesor mantenía dirigido hacia el suelo. En un silencio cada vez más expectante, Eleanor abrió su maletín y comenzó a sacar, con medida parsimonia, recipientes que emitían una intensa y fantasmagórica luminiscencia.

—Buenos días a todos —comenzó Eleanor—. Disculpen mi retraso, pero quizá gracias a él podremos hacer algo interesante en el día de hoy, a pesar del apagón. Ya se imaginarán la expresión del agente de seguridad del aeropuerto cuando estos frascos comenzaron a pasar por la cinta de equipajes —comentó entre las risas de los asistentes—. Le dije que eran muestras de seres microscópicos luminiscentes como material para una conferencia y quedó satisfecho con mi explicación. Me instó a guardar de nuevo los frascos que había sacado y a seguir mi camino, pero quise pedirle un favor.

El público, privado de ver a la conferenciante por la oscuridad, escuchaba con reverente atención.

—Aunque no tenía nada que ocultar, le pedí al agente que pasara por la cinta de equipajes todos y cada uno de mis frascos. “¿Por qué quiere que haga eso?”, me preguntó el policía. Le respondí que los rayos X del escáner le sentarían muy bien a mis muestras, pues excitaría las moléculas luminiscentes y emitirían una luz más intensa en el momento de la charla.

Eleanor hizo una pequeña pausa.

—Así que gracias a un amable agente y a esta oscuridad imprevista, podremos admirar bacterias, arqueas y hongos. Suelen ser modelos para mis infografías, pero hoy serán infografías vivas. Pueden ustedes situarse aquí junto a mí, en el escenario, para ver las muestras directamente, o sentarse en las filas más cercanas para enfocarlas con el zoom de la cámara de su teléfono mientras las voy describiendo. Comenzamos.

Y de esta manera, rodeando a Eleanor, sentados en el suelo del escenario o desde las primeras filas, teléfono móvil en ristre, los asistentes regresaron a la fascinación que experimentan los niños cuando, reunidos en torno a quien les cuenta, escuchan una emocionante historia.

Infografía de Eleanor Lutz que muestra el diagrama de los
organismos bioluminiscentes mejor estudiados. Fuente: tabletopwhale.com

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Estas familias de seres bioluminiscentes que ilustra Eleanor Lutz pueden reunirse en enormes masas en el mar donde se muestran como espejismos que aparecen, cambian de forma y se desplazan como islas errantes.

Fuente: Nature. Scientific Reports.

En la imagen de satélite, tomada en la noche del 4 de agosto de 2019, se aprecia la isla de Java (la silueta superior con iluminación nocturna) y al sur de esta una masa de aspecto lechoso con un caprichoso contorno. Una fantasmagórica y cambiante Vía Láctea en el Océano Índico. Una enorme San Borondón del sudeste asiático que bien podría haber despertado leyendas, como una brillante Atlántida, entre los navegantes de otros tiempos.

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Esta entrada participa en el blog de narrativa científica Café Hypatia con el tema #PVespejismos.

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