El cosmos de Henry Moseley (trilogía)

SCIKU

Ordena el tablero atómico
con el eco espectral de sus disparos
hasta el proyectil postrero.



DISPAROS (microrrelato)


10 de agosto de 1915
El ejército turco inicia un contraataque. Los británicos no han podido alcanzar Chunuk Bair y ahora deben repeler la ofensiva otomana. La 13ª Compañía de Señales, a la que pertenece Henry Moseley, se une al enfrentamiento. Los proyectiles silban por todas partes.

12 de abril de 1913
Proyectiles. Henry busca los proyectiles idóneos para su propósito: empleará un tubo de rayos catódicos para ametrallar con electrones los átomos de varios elementos químicos. Los átomos acribillados emiten un lamento, un destello de rayos X único para cada elemento, que desvelará a Henry la intimidad del núcleo atómico.

10 de agosto de 1915
En medio del ataque, los francotiradores turcos toman posiciones. El avance les ha permitido una mejor visión sobre “Farm Hill”, la zona donde los británicos intentan resistir. Uno de los francotiradores divisa a un oficial inglés que parece estar telegrafiando instrucciones.

24 de abril de 1913
Los disparos se suceden en la batalla electrónica que Henry mantiene en el laboratorio, y la radiografía de 50 elementos le ha permitido utilizar la magia de los números naturales. Los átomos de distintos elementos se diferencian por las cargas positivas que acumulan en su núcleo. Los átomos con una sola carga pertenecen al elemento con número atómico 1, con dos cargas al elemento número 2. Esto significa que si el uranio, el elemento más pesado que se encuentra en la naturaleza, posee 92 cargas en su núcleo, existen 91 elementos antes que él en la tabla periódica, ni uno más ni uno menos.

10 de agosto de 1915
Los números naturales contabilizan sin pausa las balas que se cruzan en el aire: 10, 25, 50, 200, 500… Por elevado que sea el número siempre es posible sumar una más, como la que aguarda en el fusil del francotirador que apunta a Henry mientras telegrafía órdenes. El turco fija la mira, aguanta la respiración y aprieta el gatillo. Ignora que acaba de disparar al último cartógrafo de los elementos químicos.

30 de agosto de 1915
Amabel, la madre de Henry, acaba de recibir la noticia. Pasa las páginas de su diario hacia atrás, hasta la hoja del 10 de agosto, y anota:


Han matado a mi Harry en los Dardanelos
Chunuk Bair




RETRATO ALFABÉTICO

Amabel, su madre, lo llamaba cariñosamente Harry.


Bohr. La ley de Moseley proporcionó apoyo experimental para el modelo atómico propuesto por este físico danés en 1913, para explicar cómo los electrones podían tener órbitas estables.

Cargas positivas llamadas protones. Determinó que el número de estas en el núcleo del átomo coincide con el número atómico del elemento.

Disparos. Moseley acribilla con electrones los átomos de diversos elementos para registrar los rayos X que estos emiten.

Eton. Moseley fue un consumado jugador de “Eton Fives”, deporte con cierta similitud al squash aunque se practica con la mano enguantada, no con raqueta.

Frecuencia. Moseley registró la frecuencia de los rayos X emitidos por cada elemento entre el aluminio (número atómico 13) y el oro (número atómico 79).

Galípoli. En la batalla librada en esta localidad turca murió el 10 de agosto de 1915.

Harry. Nombre con el que era conocido entre sus familiares y amigos.

Isaac Asimov afirmó que la muerte de Moseley en la Primera Guerra Mundial fue, probablemente, una de las mayores pérdidas individuales del conflicto.

John Gwyn Jeffreys, conquiliólogo y malacólogo, era el abuelo materno de Henry, de quien heredó su interés por la zoología.

K y L. Nombre de las líneas espectrales de rayos X que determinó Moseley, y que son características de cada elemento.




Matteucci. Medalla de la Academia de Ciencias de Italia que se le otorgó póstumamente.

Número atómico. Número de protones de los átomos de un elemento. Tiene la ventaja, frente a la masa atómica, de que se trata de un número entero, idóneo para ordenar y delimitar el número de elementos de la tabla periódica.

Oxford. Universidad donde se graduó en 1910.

Premio Henry Moseley. Galardón creado en 2008 por el Institute of Physics británico que premia las trayectorias excepcionalmente precoces en física experimental.

Quinto. Es el puesto que consiguió, entre 70 candidatos, en el examen de ingreso para Eton College.

Rutherford. Supervisó su trabajo durante su estancia en la Universidad de Manchester.

Siegbahn. Físico sueco, Premio Nobel de Física en 1924, que perfeccionó el espectroscopio usado por Moseley y continuó su trabajo.

Tecnecio. Elemento desconocido en tiempos de Moseley y que aparecía como un hueco en la secuencia de números atómicos. Moseley identificó otros tres elementos que aún no se habían descubierto: prometio, hafnio y renio.

Uranio. En tiempos de Moseley se pensaba que este elemento radiactivo, de número atómico 92 y el más pesado que se encuentra en la naturaleza, marcaría el límite de la tabla periódica. Actualmente, el elemento sintético más pesado es el oganesón, de número atómico 118.

Vacío. En ocasiones, Moseley recurrió a una cámara de vacío para detectar rayos X de baja frecuencia, con menor capacidad de penetración.

Weymouth. Ciudad costera de Inglaterra donde nace el 23 de noviembre de 1887.

X. La espectroscopía de rayos X permitió a Moseley obtener la ley empírica que lleva su nombre, que relaciona la frecuencia de rayos X emitida por los átomos de un elemento con el número de cargas positivas en su núcleo, es decir, con su número atómico.

Y. Moseley asignó erróneamente al itrio (Y) el número atómico 40, lo que le llevó a pensar que entre el estroncio (número atómico 38) y el itrio podría haber otro elemento: el celtio. En una carta que dirigió a Rutherford corrigió esta suposición, afirmando que la existencia de un elemento entre itrio y estroncio quedaba descartada.

Z. Letra mediante la que se representa el número atómico.


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Esta entrada participa en el blog de narrativa científica Café Hypatia con el tema #PVcosmos

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