Un telégrafo de manzanas y mariposas

La invención del telégrafo fue un logro sin precedentes en cuanto a la rapidez para enviar mensajes a distancia, pero necesitó de la innovación de un pintor que a principios del siglo XIX era el retratista oficial de los presidentes de los Estados Unidos: Samuel Morse.

En la época de Morse la instalación del telégrafo requería de 26 cables, uno por cada letra del alfabeto. En una mejora que realizaron técnicos alemanes lograron reducir el número de cables a cinco, pero seguía siendo poco práctico. La genialidad de Morse fue dar con la manera de reducir el número de cables a solamente uno. Para ello, desarrolló un lenguaje en código compuesto de pulsos cortos y pulsos largos para cifrar el mensaje que se transmitiría. Los puntos y rayas del código Morse se convirtieron pronto en el alfabeto universal de las telecomunicaciones. Aunque sin ser consciente de ello, Morse se basó en otro lenguaje, desconocido hasta hace 70 años pero mucho más arraigado en el interior de los seres vivos que también emplea un cable, una larga cadena de ADN, donde se combina un código de cuatro letras.

La evolución fue generosa con el ADN. Constituyó un sistema en código tan exitoso que perduró y se extendió a la totalidad de los seres vivos. El código Morse, sin embargo, cayó en desuso y se fue abandonando progresivamente en beneficio de otros sistemas de telecomunicación. Pero esto fue solamente un periodo de latencia al final del cual la evolución volvió a ser generosa con la idea de Samuel Morse.

La más actual aplicación del código Morse ha permitido desarrollar estrategias de comunicación para personas con discapacidades severas. Al adaptarlo a las nuevas tecnologías, los pulsos cortos y largos se han transformado en interruptores, joysticks o en dispositivos de soplar y sorber con los que niños y niñas como Emmett o Hannah aprender a usar un renacido código Morse para comunicarse de una manera más rica y eficaz. Las combinaciones de puntos y rayas que designan las letras se han transformado en “manzanas y flechas”, “mariposas”, “ojos” o “gatitos” en manos de unos pequeños que ahora se expresan de manera ágil y entusiasta gracias al código universal creado por un pintor de presidentes.



Nota: El vídeo sobre la labor que realizan desde Adaptive Design Association se encuentra en este enlace:

https://blog.google/outreach-initiatives/accessibility/imagining-new-ways-learn-morse-codes-dots-and-dashes/

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Esta entrada participa en el blog de narrativa científica Café Hypatia sobre el tema #PVvida.

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