Evangelios científicos
I
Barro y costilla ocultaron
una verdad incómoda en el Génesis:
un Edén de hijos mestizos.
II
El sabio Oparin sospechaba que tenía ante sus ojos las primeras líneas del Génesis de un evangelio apócrifo. De un frágil trozo de pergamino, desgajado de la obra original, comenzó a leer:
“Al principio fueron el metano, el amoniaco, el hidrógeno y el agua, y el caos se apoderó de ellos y sufrieron intenso calor y tormentas de rayos. Pero del caos surgió un orden superior, y de este surgieron aminoácidos y glúcidos que pulularon por las tierras y los mares...”.
III
Hubo una vez un hombre para el que su jardín era el reino de los cielos, que se rodeó de 17 apóstoles que fueron sus ojos y sus manos por el mundo, y que escribió un Antiguo y Nuevo Testamento que fueron la palabra y el orden de plantas y animales.
IV
Hubo una vez una mujer que con certeza vino a la Tierra para salvarnos, aunque su nombre no aparece en las Escrituras. Tras su muerte, una porción de su cuerpo resucitó y dejó testimonio en un nuevo evangelio. En laboratorios de todo el mundo se celebran eucaristías in vitro que rememoran su vida eterna celular.
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Esta entrada participa en el blog de narrativa científica Café Hypatia con el tema #PVrevolución.
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