Cambio climático al óleo

La Expedición Challenger zarpó de Portsmouth el 21 de diciembre de 1872 y, a pesar de recorrer más de 120.000 km durante 41 meses, no consiguió completar su principal misión: comprender los mecanismos de circulación del agua oceánica. No obstante, trajo consigo un importante conjunto de datos oceanográficos, como determinar temperatura, salinidad y densidad del agua a través de los océanos Atlántico, Índico, Pacífico y Antártico, comprobar la existencia de la dorsal mesoatlántica y realizar el primer sondeo de la fosa de las Marianas. Por ello, el mayor abismo de la hidrosfera, a 10.994 metros de profundidad, se bautizó como sima de Challenger.


La corbeta HMS Challenger realizó la primera expedición oceanográfica mundial entre 1872 y 1876.


Cuando esta expedición iniciaba su periplo, ya hacía seis meses que otra trascendental medición había concluido. Entre el 1 de julio de 1870 y el 30 de junio de 1872 se le encomendó a un funcionario del Observatorio Astronómico Nacional realizar cuatro mediciones diarias (a las 9, 12, 15 y 18 horas) del nivel del mar. La regla graduada para tales mediciones se instaló en la Escalera de la Reina, situada en la dársena de Levante del puerto de Alicante.


La Escalera de la Reina en el puerto de Alicante junto a una estatua dedicada a Ícaro,
realizada por la escultora Esperanza d'Ors en 1999.

Con el promedio de los valores acumulados durante estos dos años se estableció el nivel de referencia de altitudes del territorio español. Sin embargo, la marca física de la cota cero (el equivalente al kilómetro cero en la Puerta del Sol de Madrid) no se encuentra a la orilla del Mediterráneo sino exactamente a 3,4095 metros por encima de ella, en forma de clavo de bronce sobre el primer peldaño de la escalera del vestíbulo del Ayuntamiento de Alicante.


Escalón del vestíbulo del Ayuntamiento de Alicante donde se encuentra el clavo de bronce,
indicativo de la cota cero del territorio español.


Analizando con los ojos del siglo XXI los datos obtenidos de estas mediciones pioneras, las conclusiones son indudables. El nivel del agua en esa escalera, que utilizaron Isabel II y Alfonso XIII para desembarcar en Alicante, ha subido desde entonces 20 cm y en base a las observaciones de la expedición Challenger se puede afirmar que el efecto del calentamiento global se puede detectar claramente desde 1873.

Para profundizar en lo que le depara al futuro nivel del mar, es necesario ahondar en el pasado más allá de 1872 y se ha averiguado que en Venecia la velocidad de ascenso de las aguas se sitúa en algo más de 2 mm por año. Esto supone que en la ciudad de los canales el nivel del agua se ha elevado en torno a los 60 centímetros entre los años 1750 y 2000. Pero lo más sorprendente es que el testimonio ha llegado a través de la escrupulosa labor de Giovanni Antonio Canal, más conocido como Canaletto.


San Jeremías y la entrada al Cannaregio.
Canaletto. 1735.

El Gran Canal desde el Palazzo Grimani.
Canaletto. c.1727.








El pintor veneciano, junto a su sobrino Bernardo Bellotto, empleaba las imágenes obtenidas por una cámara oscura para plasmarlas escrupulosamente en sus óleos. Tan fieles son sus representaciones pictóricas que reflejan con gran nitidez las franjas pardoverdosas de laminarias, las algas que marcan en las fachadas de Venecia el nivel de la pleamar. Las pinturas de paisajismo urbano de Canaletto son una inesperada y precisa evidencia del nivel del mar durante la primera mitad del siglo XVIII, inmortalizada en lienzos desde las orillas de «la reina del Adriático».


Referencia: Dario Camuffo. Canaletto's paintings open a new window on the relative sea-level rise in Venice. DOI: 10.1016/S1296-2074(01)01128-1

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Esta entrada participa en el blog de narrativa científica Café Hypatia con el tema #PVlucesysombras.

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